viernes, 22 de julio de 2011

El juicio de Turín

22-07-2011 Por Paco Puche

En el mundo hay unos 125 millones de personas expuestas al asbesto en el lugar de trabajo. Según los cálculos más recientes de la OMS, la exposición laboral causa más de 107.000 muertes anuales por cáncer de pulmón relacionado con el asbesto, mesotelioma y asbestosis. Se calcula que un tercio de las muertes por cáncer de origen laboral son causadas por el asbesto. Además se calcula que cada año se producen varios miles de muertes (más) atribuibles a la exposición doméstica al asbesto.

Tanto la industria del asbesto en los EE.UU. como en Europa ya conocían el problema desde hace 80 años - Barry Castlemen (En el juicio de Turín, 2010)

Relativo al mayor desastre laboral y ambiental de nuestra época, ha sido calificado como el “juicio del siglo”. “Un desastre inmenso y terrible” como lo ha descrito el fiscal italiano de la causa, Raffaele Guariniello, en su alegato final después de haberlo documentado con detalle en el curso del juicio. Nos referimos al siglo XX y a los magnates que han explotado (y se han enriquecido) con el mineral denominado amianto o asbesto, conocido como uralita en España.

Este juicio que se celebra en Turín, empezó formalmente con una demanda presentado el 22 de diciembre de 2004, en nombre de las cerca de tres mil víctimas de cuatro pueblos de Italia, la mayor parte de Casale-Monferrato, en donde la empresa Eternit tenía fábricas de amianto. En 2009 se celebraron 18 audiencias preliminares y, por fin, en diciembre del mismo año comenzó la vista oral del juicio propiamente dicho. Se espera la sentencia en el próximo otoño.

Un excurso para entender mejor la gravedad de este asunto

Respecto a Casale-Monferrato hay que decir que es una población del norte de Italia, con más de 30.000 habitantes, de las que han muerto o enfermado de amianto más de 2.000, y en donde aún muere una persona por semana a causa de la fábrica de amianto, que fue instalada en 1906, cerrada en 1986 y semidesmantelada en 2006. Tremendo: veinte años después sigue el amianto cobrándose víctimas mortales.

Respecto al amianto en el planeta hay que saber lo que dice la Organización Mundial de la Salud (OMS), nada sospechosa de alarmismo:

“En el mundo hay unos 125 millones de personas expuestas al asbesto en el lugar de trabajo. Según los cálculos más recientes de la OMS, la exposición laboral causa más de 107.000 muertes anuales por cáncer de pulmón relacionado con el asbesto, mesotelioma y asbestosis. Se calcula que un tercio de las muertes por cáncer de origen laboral son causadas por el asbesto. Además se calcula que cada año se producen varios miles de muertes (más) atribuibles a la exposición doméstica al asbesto”

Debido al largo periodo de latencia de esas enfermedades, aunque se suprimiera su utilización de inmediato, el número de muertes que provoca sólo comenzaría a disminuir dentro de varios decenios, sobre 2030.

O sea, que de manera inexorable e inapelable hay condenadas a muerte en el mundo, de forma prematura, más de cuatro millones de personas por su exposición histórica al amianto.

La cuenta seguirá dramáticamente porque sólo en 54 países está prohibido, estando tres cuartas parte de la población mundial residiendo en países en las que se sigue usando legalmente amianto.

En los que está prohibido existen aún millones de toneladas esparcidas por fábricas, carreteras, edificios, hogares y conducciones y depósitos de agua potable. Hasta que no se proceda a un desamiantado y depósito controlado, la población seguirá expuesta a esta fibra mortal e invisible.

Estas cifras, para el caso europeo (1), serían las siguientes: 500.000 hombres morirán por la exposición histórica al amianto, en sólo seis países (Gran Bretaña, Francia, Italia, Países Bajos, Alemania y Suiza) de aquí al 2030, y en España se calcula que lo harán más de 60.000, una cifra que aventaja a los muertos anuales por carretera, a pesar de que el uso del amianto está prohibido en todos estos países desde los años noventa y en España desde el 2002.

Respecto a los dos encausados, el magnate suizo Stephan Schmidheiny y el barón belga Louis de Cartier de Marchienne, nos centraremos en el primero.

La familia Schmidheiny ha dominado el negocio del amianto en el mundo desde los años treinta del pasado siglo hasta el final del mismo, con el cual han conseguido una inmensa fortuna. Los dos herederos actuales, Thomas y Stephan, se cuentan entre los trescientos hombres más ricos del planeta.

Para tener un orden de magnitud bastará decir que en los años setenta y ochenta pasados, en los que la producción de amianto llegó a su mayor auge, la empresa de esta familia, denominada Eternit, (que solían combinarse con otras pocas familias europeas en el negocio del amianto) era dominante. “En el mundo, en la época de euforia del imperio Eternit, entre 1950 y 1989, la familia suiza tenía empresas en 16 países con más de 23.000 trabajadores. Con el resto de las familias han controlado la extracción y producción de amianto-cemento en 44 países de los cuatro mayores continentes, a través del cártel SAIAC creado en 1929, con sede en Suiza. Si a los comienzos del cártel los Schmidheiny no tenían más del 3% del mercado mundial, en 1945 la empresa suiza representaba más de un tercio de toda la producción de las empresas que formaban el cártel (2).” En 1985, se calcula que las familias suiza y belga controlaban el 25% de todo el amianto-cemento del mundo.

Como decíamos en “Desmontando a S. Schmidheiny. Los crímenes con amianto: de la multinacional Eternit a la fundación AVINA”, desde 1889 (sic) había noticias ciertas sobre la peligrosidad de este mineral y se hizo caso omiso en pro del beneficio. Es más, se montó un lobby para mantener en la ignorancia a la población, especialmente a la trabajadora, que ha tenido un enorme éxito. En el juicio de Turín un experto ha relatado que ya en 1947 se registra el primer caso de asbestosis en la Eternit de Casale, e igualmente otro experto, llamado Revilla, ha declarado que ha descubierto que, entre 2001 y 2005, S. Schmidheiny ha pagado un millón de euros a la agencia MS&L Bellodi de Milán para que organice un red de informadores capaces de manipular información sobre el amianto. Se habla de la “conspiración del silencio” en torno a esta tragedia cuyo efectos no han hecho más que empezar. En efecto, por primera vez en Bélgica, el 24 de octubre próximo, se iniciará el primer juicio contra Eternit, por la demanda de una víctima que ha visto cómo ha perdido a su marido y a tres de sus hijos, los cuales no trabajaron en la empresa, sólo vivían cerca de la misma. Se trata de la familia Jonckheere.

Poniendo a un lado a las miles de víctimas y en otro el predominio de la familia Schmidheiny en el negocio del amianto durante setenta años, no es extraño que por sólo cuatro empresas en un solo país le pidan al heredero del amianto, Stephan, 20 años de cárcel y cerca de cinco mil millones (sic) de euros como indemnizaciones a las víctimas. Y que por el total de sus responsabilidades, muchas voces solicitan, además, un juicio en un tribunal penal internacional como presunto genocida, para que se haga una justicia completa.

Por saber todo esto, Stephan Schmidheniny creó en 1994 una fundación denominada AVINA, con la que, entre otros objetivos, está intentando pasar a la historia como un filántropo del medio ambiente. Desgraciadamente, y en base a soltar dinero e influencias, ha logrado penetrar en muchos movimientos sociales y ONGs de España y Latinoamérica, en las que introduce la confusión y el conflicto. Se da el caso verdaderamente extraño que el propio Ministerio español del Medio Rural y Marino, a través de la fundación pública Biodiversidad, la subvenciona en 2010, para que actúe en Bolivia (3) (sic). Extrañas amistades y despilfarro de dinero público en plena crisis, puesto en manos de superricos.

Alegato del fiscal Guariniello

El juicio de Turín es noticia porque después de siete años llega a su fin en esta primera instancia, y por ello el fiscal, el pasado 4 de julio, ha leído sus peticiones finales en el curso de la audiencia número 51 de las que ha constado la vista del proceso.

La sorpresa ha sido mayúscula porque a las peticiones iniciales ha añadido otras agravando las penas propuestas a los encartados. De los 12 años de prisión que solicitaba al principio ha pasado a pedir definitivamente 20 años para cada uno de los encausados, además ha solicitado la descalificación permanente para cargo público, la prohibición de cualquier tipo de contrato con la administración pública y la descalificación para cualquier función directiva dentro de la empresa, en 10 años. Y las indemnizaciones antedichas.

Desde la asociación de víctimas y desde los sindicatos que vienen luchando en Casale-Monferrato desde hace más de treinta años para que llegase un momento como éste, se han pronunciado, emitiendo el siguiente comunicado:

20 años para Stephan Schmidheiny

20 años para Louis de Cartier de Marchienne

Son las penas solicitadas por el ministerio fiscal Raffaele Guariniello en el curso de la 51ª audiencia –repleta de familiares y enfermos– del proceso de Turín para los máximos responsables de la Eternit –multinacional suizo-belga– que se ha desarrollado hoy, 4 de junio.

Después de 18 audiencias preliminares y el comienzo del juicio el 10/12/09, presidido con gran rigor y capacidad por el juez Giuseppe Casalbore, a continuación del aplazamiento del juicio del barón belga y del magnate suizo por desastre ambiental doloso permanente y omisión de las medidas de seguridad, la larga lucha y la esperanza de lograr justicia empiezan a perfilarse en la concreción y congruencia de las peticiones del ministerio público.

Las víctimas identificadas por la extraordinaria investigación de la fiscalía de Turín han sido alrededor de tres mil, entre trabajadores y ciudadanos fallecidos o enfermos, de los cuales más del 70% de Casale Monferrato, sede de la mayor de las fábricas Eternit objeto de este proceso, junto con las fábricas de Cavagnolo, Rubiera y Nápoles.

Desgraciadamente ha habido que añadir otros centenares de víctimas en estos últimos años. Las patologías por el amianto que han afligido y todavía afligen las ex trabajadoras y trabajadores y las poblaciones son mesotelioma (tumor maligno pleural o peritoneal), carcinoma pulmonar y asbestosis.

Este “enorme desastre” así definido por el fiscal Guarinello y ampliamente documentado durante el proceso ha sido provocado por una conducta dolosa de los imputados desde el principio de sus encargos de responsabilidad, absolutamente querida y actuada de forma sistemática y fría: no sólo sabían que estaban sometiendo trabajadores y ciudadanos a un riesgo gravísimo, sino que actuaban de forma calculada para negar los riesgos y garantizar la continuidad del uso de un material tan altamente nocivo y cancerígeno como el amianto.

Estamos seguros de que la conclusión de este proceso (el otoño próximo) será un momento histórico e insigne para reflexionar sobre la cualidad del desarrollo económico-industrial y para la justicia en nuestro país y en otros países: momento que estábamos esperando todos nosotros y aquellos que todavía tienen que luchar en esas partes del planeta donde el amianto se sigue aún extrayendo o utilizando, preparando así ulteriores centenares de enfermedades y muertes de trabajadores y poblaciones, la mayoría desconocedora y todavía engañada de forma criminal.

Romana Blasotti Pavesi, (AFEVA, asociación de víctimas), Bruno Pesce, Coordinatore Vertenza Amianto, Nicola Pondrano, sindicato CGIL, L. Bortolotto, CISL y L. Ferrando, UIL . www.ecoportal.net

Paco Puche - Julio 2011 – España

Referencias:

(1) http://www.nature.com/bjc/journal/v79/n3/abs/6690105a.html

(2) Roselli, M. (2010), La mentira del amianto. Fortunas y delitos, Ediciones del Genal, p.86

(3) http://tcue.funge.uva.es/docs/ayudas/2010/reso_fb10/Resolucion%2015_12_10.pdf (p. 4)

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