Aplastante influencia de las corporaciones del agro sobre la agricultura y la alimentación planetarias
ETC Group_16-02-2012
El Grupo ETC, organización internacional de la sociedad civil, publicó un nuevo reporte de 30 páginas que documenta la creciente influencia de las multinacionales de los agronegocios en el sistema multilateral de la alimentación, así como la falta de transparencia en el financiamiento para la investigación agrícola. Revolución verde dólar: cómo engordan los agronegocios a partir de los bienes públicos, presenta tres estudios de caso, uno sobre la FAO y otros dos que hablan de los Centros del CGIAR (Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional), lo cual señala unapeligrosa tendencia que empeorará dramáticamente el problema del hambre. El reporte detalla, entre otras cosas, la intromisión de Nestlé, Heineken, Monsanto, la Fundación Bill & Melinda Gates y la Fundación Syngenta.
“Es inaceptable que Naciones Unidas esté dando acceso privilegiado a las empresas agrícolas para alterar sus políticas sobre agricultura”, dijo Pat Mooney, director ejecutivo del Grupo ETC, quien ha seguido el tema de la alimentación por 40 años. “Es ridículo que las organizaciones clave, responsables de la investigación agrícola, no brinden información creíble sobre el alcance de la participación de las corporaciones en su trabajo, y que el patrocinador más grande del CGIAR —quien da 89 millones de dólares— aparezca en sus listas con el nombre “Misceláneo”. Los gobiernos y los secretariados deNaciones Unidas han olvidado que su tarea principal es servir al público, no a las corporaciones.”
El reporte muestra que las empresas multinacionales buscan su rentabilidad futura en las “economías emergentes”, y cuenta cómo enfilan sus baterías hacia instituciones internacionales que han trabajado silenciosamente en el Sur global por medio siglo. Sin embargo, este nuevo interés de las corporaciones en las agencias de Naciones Unidas está causando una enorme confusión de mandatos, pues las compañías demandan que la política internacional de la alimentación se re escriba para reflejar mejor sus intereses y privilegiar que accedan al germoplasma del dominio público. Las instituciones públicas se hacen de la vista gorda cuando los oligopoliosde la agricultura perjudican a la economía campesina.
“Las instituciones públicas relacionadas con la alimentación y la agricultura tienen el mandato de apoyar a quienes padecen hambre. Los gobiernos necesitan enfrentar los conflictos de interés, ya sean grandes o pequeños, comenzando con investigar los vínculos entre el sector público y privado, a nivel internacional, en la alimentación y la agricultura. Hemos comenzado una conversación sobre este tema con funcionarios de Naciones Unidas. Esperamos que la investigación realmente ocurra,” concluye Pat Mooney.
Fuente: www.etcgroup.org
“Es inaceptable que Naciones Unidas esté dando acceso privilegiado a las empresas agrícolas para alterar sus políticas sobre agricultura”, dijo Pat Mooney, director ejecutivo del Grupo ETC, quien ha seguido el tema de la alimentación por 40 años. “Es ridículo que las organizaciones clave, responsables de la investigación agrícola, no brinden información creíble sobre el alcance de la participación de las corporaciones en su trabajo, y que el patrocinador más grande del CGIAR —quien da 89 millones de dólares— aparezca en sus listas con el nombre “Misceláneo”. Los gobiernos y los secretariados deNaciones Unidas han olvidado que su tarea principal es servir al público, no a las corporaciones.”
El reporte muestra que las empresas multinacionales buscan su rentabilidad futura en las “economías emergentes”, y cuenta cómo enfilan sus baterías hacia instituciones internacionales que han trabajado silenciosamente en el Sur global por medio siglo. Sin embargo, este nuevo interés de las corporaciones en las agencias de Naciones Unidas está causando una enorme confusión de mandatos, pues las compañías demandan que la política internacional de la alimentación se re escriba para reflejar mejor sus intereses y privilegiar que accedan al germoplasma del dominio público. Las instituciones públicas se hacen de la vista gorda cuando los oligopoliosde la agricultura perjudican a la economía campesina.
“Las instituciones públicas relacionadas con la alimentación y la agricultura tienen el mandato de apoyar a quienes padecen hambre. Los gobiernos necesitan enfrentar los conflictos de interés, ya sean grandes o pequeños, comenzando con investigar los vínculos entre el sector público y privado, a nivel internacional, en la alimentación y la agricultura. Hemos comenzado una conversación sobre este tema con funcionarios de Naciones Unidas. Esperamos que la investigación realmente ocurra,” concluye Pat Mooney.
Fuente: www.etcgroup.org
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