Les presento mi último trabajo de “Etología Comparada Periodística” que, como verán, aporta nuevos datos para descifrar la historia evolutiva de la especie humana. De etología, porque analiza el comportamiento de algunos seres vivos; comparada, porque aunque siempre me han dicho que comparar es de mala educación, un poco de desobediencia nos vendrá bien; y periodística porque los experimentos en cuestión los he realizado cómodamente sentado frente a los periódicos y noticias me llegan.
Experiencia uno. Se disponen tres habitáculos interconectados. En el espacio central se coloca una cesta llena de frutas, una de las habitaciones se deja completamente vacía y a la del extremo opuesto se lleva un chimpancé común con un hambre muy hambrienta. Se hace entrar a la habitación central otro hambriento simio. El resultado que se observa, después de un molesto intercambio de gruñidos entre chimpancés, es que el segundo toma la cesta de alimentos y se encierra- a cal y canto-en la habitación vacía. Y se lo come todo.
Experiencia dos. Se dispone todo idénticamente, pero en la habitación sin comida se instala a un chimpancé pigmeo o bonobo muertito de hambre. Y se hace entrar a un bonobo famélico donde la cesta de frutas. Lo que ocurre es que el segundo bonobo toma la cesta de alimentos, la lleva al cuarto de su colega, y después de unos mimos y cariños, comparten mesa y alimentos. Con la barriga llena, retoman juegos y caricias.
Experiencia tres: Se dispone de un océano inmenso rico en pesca. En un extremo hay una población empobrecida y con muy poco que llevarse a la boca. En el otro extremo una población con modernos buques de pesca. Las condiciones políticas permiten sólo a estos segundos disponer del Océano a sus anchas. ¿Qué ocurre cuando se abre la veda? Que estos barcos lo pescan todo y que –por si los piratas- se dotan con los mejores sistemas de defensa. La última novedad es el desarrollo de cañones láser de largo alcance para «cegar al enemigo».
Con estos tres experimentos, las conclusiones son obvias: El chimpancé es una especie que, por mucha hambre que tenga, mayor es su mezquindad. Que los pocos bonobos que aún viven en matriarcados en las selvas del Congo, saben de altruismo y del buen vivir. Y que el ser humano desciende del chimpancé.
Fuente: http://gustavoduch.wordpress.com/2011/01/19/%C2%BFde-que-mono-desciende-el-hombre/
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