El litio alerta a ponernos las pilas
Punto Final_08-03-2012
El Ministerio de Minería informó que licitará, a través de Contratos Especiales de Operación del Litio (CEOL), la explotación de yacimientos en el país, para impulsar la industria chilena del sector que actualmente alcanza el 41% de la producción mundial encomendada a las dos únicas empresas que explotan este metal: la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) y la Sociedad Chilena del Litio (SCL), debido a que el decreto 2.886, de 1979, lo declararó como reserva del Estado cuya producción no es concesible.El gobierno se empeña en la privatización encubierta e ilegal del litio. No resulta ajeno al asunto el hecho de que el ministro de Minería es Hernán de Solminihac, hermano de Patricio, actual subgerente general de Soquimich (SQM), la mayor exportadora de litio.
¿Dónde está el litio? En el Salar de Atacama, que cubre una extensión de 3.000 km2. Adentrarse en este salar es abismarse ante la grandeza de la sal. Bandadas de parinas que al atardecer van retornando a la Laguna de Chaxas, en el sector Soncore, infunden al cielo rayos de arreboles. Estos bizarros flamencos imprimen al yermo campo de sal toda la gracia y elegancia de la vida.
SALAR DE ATACAMA: REINO DEL LITIO
Al mirar el infinito Salar de Atacama, el litio parece más misterioso aún. ¡Estamos en el campo de litio más grande del mundo! Aquí se contiene un 40% de las reservas globales de este mineral. Este campo está cubierto de inimaginables edificaciones de sal que se alzan apenas a nivel del suelo, como si todos los arquitectos del mundo hubieran construido aquí sus maquetas. Bajo la sal, se derrama la salmuera de litio lista para ser bombeada. Luego se evapora, para dejar un barro con altas concentraciones de mineral. De aquí parte a usinas de alta categoría donde se produce aluminio, cerámica, esmaltes, vidrios especiales, bases de aire acondicionado, baterías eléctricas de mayor duración que las alcalinas...
Este blanco, bruñido y suave elemento es también conocido en medicina como útil contra la depresión y ciertos trastornos mentales.
Como en el cuento del Gato con Botas, a la pregunta ¿a quién pertenece el campo de litio? sucede la respuesta: al marqués de Carabás. Otros le dicen “rey del salitre”, como si fuera un segundo mister North. Es nada menos que Julio Ponce Lerou, otrora transformado por su suegro, Augusto Pinochet, en dueño de estos territorios. En 1980, asumió la presidencia de Soquimich, la cual es líder mundial en los negocios de fertilizantes, yodo y litio.
Acudimos al sabihondo Google y nos comunica los múltiples usos de este elemento:
El Li-6 se utiliza para obtener tritio (isótopo radiactivo del hidrógeno), utilizado para construir bombas de hidrógeno.
Debido a que el litio es uno de los pocos elementos que reaccionan con nitrógeno se utiliza para eliminar nitrógeno de mezclas de gases.
Se utiliza como aditivo para alargar la vida y el rendimiento en acumuladores alcalinos.
El estearato de litio se utiliza como espesante de grasas lubricantes para aplicaciones de alta temperatura, ya que tiene un punto de fusión superior a los correspondientes estearatos de sodio o potasio.
El carbonato de litio se usa en medicina, en pequeñas dosis, como tratamiento antidepresivo.
El hidruro de litio se utiliza como combustible para los cohetes.
El cloruro de litio es un compuesto muy higroscópico y, junto al bromuro de litio, se utiliza para sistemas comerciales de aire acondicionado, ya que absorben humedad en amplios intervalos de temperatura.
El hidróxido de litio es un compuesto básico utilizado para purificar el aire en submarinos. (1 gramo de hidróxido consume aproximadamente 0,92 gramos de dióxido de carbono).
El economista Julián Alcayaga, dedicado durante años a la defensa del cobre, advierte sobre el peligro de la entrega del litio. Señala que, como el petróleo, no puede ser objeto de concesión minera, porque así lo establece la ley 18.097, Orgánica Constitucional de Concesiones Mineras: “No son susceptibles de concesión minera los hidrocarburos líquidos o gaseosos, el litio, los yacimientos de cualquier especie existentes en las aguas marítimas sometidas a la jurisdicción nacional ni los yacimientos de cualquier especie situados, en todo o en parte, en zonas que conforme a la ley, se determinen como de importancia para la seguridad nacional con efectos mineros, sin perjuicio de las concesiones mineras válidamente constituidas con anterioridad a la correspondiente declaración de no concesibilidad o de importancia para la seguridad nacional”.
FUTURO DEL LITIO
La prohibición de concesión de los hidrocarburos proviene de 1971 con la ley de nacionalización del presidente Allende, y se mantuvo en la Constitución de 1980 (inciso séptimo del Nº 24 del art. 19). Posteriormente, en 1982, en la ley 18.097 se agregó la no concesibilidad del litio, seguramente por presión directa de los militares, puesto que en esa época ya se conocía que este mineral adquiriría en el futuro una importancia estratégica para la seguridad nacional, en razón que el litio es un elemento fundamental en la fusión termonuclear. Sin embargo, este tipo de centrales atómicas aún no está en funcionamiento, pero se estima que ello sería realidad dentro de algunos años, especialmente en la Comunidad Europea, donde destaca el Proyecto ITER, en Francia.
En la dominación del proceso de fusión nuclear como fuente casi inagotable de energía reside la principal importancia del litio en el siglo XXI. Fue en previsión de esa importancia que los militares, en enero de 1982, declararon inconcesionable el litio. Por lo tanto, en virtud de la ley 18.097, sólo el Estado, dueño de todas las minas, puede explotar este recurso, quedando vedada su explotación a los particulares.
Sin embargo, casi dos años después de esta ley, en octubre de 1983, se promulgó el Código de Minería, redactado bajo supervisión de José Piñera, que en el artículo 8º reafirma el hecho que sólo el Estado o sus empresas pueden explotar directamente esos recursos, “o por medio de concesiones administrativas o de contratos especiales de operación, con los requisitos y bajo las condiciones que el presidente de la República fije, para cada caso, por decreto supremo”. Esta autorización es inconstitucional puesto que es una ley orgánica constitucional, la 18.097, la que reserva al Estado la exploración y explotación de los hidrocarburos y el litio. No puede una ley ordinaria, como es el Código de Minería, dejar sin efecto una disposición de una ley orgánica constitucional. La autorización del Código de Minería es inconstitucional, además, porque la Constitución, en el inciso séptimo del Nº 24 del art. 19, establece que los derechos y obligaciones de los concesionarios mineros sólo se pueden establecer por ley orgánica constitucional, y por tanto, no puede el Código de Minería, ley ordinaria, levantar esta restricción.
Alcayaga también señala que dada su importancia, a Chile le convendría que las baterías de todo tipo se fabricaran en el país por empresas chilenas o extranjeras. Argentina ya ha comenzando a producir baterías de litio, y Bolivia está produciendo carbonato de litio y tiene proyectado -en alianza con empresas internacionales- producir baterías.
En la actualidad, el consumo del metal se duplicó en los últimos años, pasando de 45.000 toneladas de carbonato de litio, a principios de los 90, a superar las 100.000 toneladas en los años 2007 y 2008. Se espera que la demanda total alcance entre 180.000 y 200.000 toneladas en 2020 y entre 320.000 y 350.000 toneladas en 2030
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 752, 2 de marzo, 2012)
revistapuntofinal@movistar.cl
www.puntofinal.cl
www.pf-memoriahistorica.org
¿Dónde está el litio? En el Salar de Atacama, que cubre una extensión de 3.000 km2. Adentrarse en este salar es abismarse ante la grandeza de la sal. Bandadas de parinas que al atardecer van retornando a la Laguna de Chaxas, en el sector Soncore, infunden al cielo rayos de arreboles. Estos bizarros flamencos imprimen al yermo campo de sal toda la gracia y elegancia de la vida.
SALAR DE ATACAMA: REINO DEL LITIO
Al mirar el infinito Salar de Atacama, el litio parece más misterioso aún. ¡Estamos en el campo de litio más grande del mundo! Aquí se contiene un 40% de las reservas globales de este mineral. Este campo está cubierto de inimaginables edificaciones de sal que se alzan apenas a nivel del suelo, como si todos los arquitectos del mundo hubieran construido aquí sus maquetas. Bajo la sal, se derrama la salmuera de litio lista para ser bombeada. Luego se evapora, para dejar un barro con altas concentraciones de mineral. De aquí parte a usinas de alta categoría donde se produce aluminio, cerámica, esmaltes, vidrios especiales, bases de aire acondicionado, baterías eléctricas de mayor duración que las alcalinas...
Este blanco, bruñido y suave elemento es también conocido en medicina como útil contra la depresión y ciertos trastornos mentales.
Como en el cuento del Gato con Botas, a la pregunta ¿a quién pertenece el campo de litio? sucede la respuesta: al marqués de Carabás. Otros le dicen “rey del salitre”, como si fuera un segundo mister North. Es nada menos que Julio Ponce Lerou, otrora transformado por su suegro, Augusto Pinochet, en dueño de estos territorios. En 1980, asumió la presidencia de Soquimich, la cual es líder mundial en los negocios de fertilizantes, yodo y litio.
Acudimos al sabihondo Google y nos comunica los múltiples usos de este elemento:
El Li-6 se utiliza para obtener tritio (isótopo radiactivo del hidrógeno), utilizado para construir bombas de hidrógeno.
Debido a que el litio es uno de los pocos elementos que reaccionan con nitrógeno se utiliza para eliminar nitrógeno de mezclas de gases.
Se utiliza como aditivo para alargar la vida y el rendimiento en acumuladores alcalinos.
El estearato de litio se utiliza como espesante de grasas lubricantes para aplicaciones de alta temperatura, ya que tiene un punto de fusión superior a los correspondientes estearatos de sodio o potasio.
El carbonato de litio se usa en medicina, en pequeñas dosis, como tratamiento antidepresivo.
El hidruro de litio se utiliza como combustible para los cohetes.
El cloruro de litio es un compuesto muy higroscópico y, junto al bromuro de litio, se utiliza para sistemas comerciales de aire acondicionado, ya que absorben humedad en amplios intervalos de temperatura.
El hidróxido de litio es un compuesto básico utilizado para purificar el aire en submarinos. (1 gramo de hidróxido consume aproximadamente 0,92 gramos de dióxido de carbono).
El economista Julián Alcayaga, dedicado durante años a la defensa del cobre, advierte sobre el peligro de la entrega del litio. Señala que, como el petróleo, no puede ser objeto de concesión minera, porque así lo establece la ley 18.097, Orgánica Constitucional de Concesiones Mineras: “No son susceptibles de concesión minera los hidrocarburos líquidos o gaseosos, el litio, los yacimientos de cualquier especie existentes en las aguas marítimas sometidas a la jurisdicción nacional ni los yacimientos de cualquier especie situados, en todo o en parte, en zonas que conforme a la ley, se determinen como de importancia para la seguridad nacional con efectos mineros, sin perjuicio de las concesiones mineras válidamente constituidas con anterioridad a la correspondiente declaración de no concesibilidad o de importancia para la seguridad nacional”.
FUTURO DEL LITIO
La prohibición de concesión de los hidrocarburos proviene de 1971 con la ley de nacionalización del presidente Allende, y se mantuvo en la Constitución de 1980 (inciso séptimo del Nº 24 del art. 19). Posteriormente, en 1982, en la ley 18.097 se agregó la no concesibilidad del litio, seguramente por presión directa de los militares, puesto que en esa época ya se conocía que este mineral adquiriría en el futuro una importancia estratégica para la seguridad nacional, en razón que el litio es un elemento fundamental en la fusión termonuclear. Sin embargo, este tipo de centrales atómicas aún no está en funcionamiento, pero se estima que ello sería realidad dentro de algunos años, especialmente en la Comunidad Europea, donde destaca el Proyecto ITER, en Francia.
En la dominación del proceso de fusión nuclear como fuente casi inagotable de energía reside la principal importancia del litio en el siglo XXI. Fue en previsión de esa importancia que los militares, en enero de 1982, declararon inconcesionable el litio. Por lo tanto, en virtud de la ley 18.097, sólo el Estado, dueño de todas las minas, puede explotar este recurso, quedando vedada su explotación a los particulares.
Sin embargo, casi dos años después de esta ley, en octubre de 1983, se promulgó el Código de Minería, redactado bajo supervisión de José Piñera, que en el artículo 8º reafirma el hecho que sólo el Estado o sus empresas pueden explotar directamente esos recursos, “o por medio de concesiones administrativas o de contratos especiales de operación, con los requisitos y bajo las condiciones que el presidente de la República fije, para cada caso, por decreto supremo”. Esta autorización es inconstitucional puesto que es una ley orgánica constitucional, la 18.097, la que reserva al Estado la exploración y explotación de los hidrocarburos y el litio. No puede una ley ordinaria, como es el Código de Minería, dejar sin efecto una disposición de una ley orgánica constitucional. La autorización del Código de Minería es inconstitucional, además, porque la Constitución, en el inciso séptimo del Nº 24 del art. 19, establece que los derechos y obligaciones de los concesionarios mineros sólo se pueden establecer por ley orgánica constitucional, y por tanto, no puede el Código de Minería, ley ordinaria, levantar esta restricción.
Alcayaga también señala que dada su importancia, a Chile le convendría que las baterías de todo tipo se fabricaran en el país por empresas chilenas o extranjeras. Argentina ya ha comenzando a producir baterías de litio, y Bolivia está produciendo carbonato de litio y tiene proyectado -en alianza con empresas internacionales- producir baterías.
En la actualidad, el consumo del metal se duplicó en los últimos años, pasando de 45.000 toneladas de carbonato de litio, a principios de los 90, a superar las 100.000 toneladas en los años 2007 y 2008. Se espera que la demanda total alcance entre 180.000 y 200.000 toneladas en 2020 y entre 320.000 y 350.000 toneladas en 2030
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 752, 2 de marzo, 2012)
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