El sábado pasado dos policías de paisano se personaron en el domicilio de V. R. de 46 años, ciudadana española enferma de Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), fibromialgia (FM) y Sensibilidad Química Múltiple (SQM) en grado III, para llevarse a su hija de 12 años enferma de SFC y SQM. Acudieron con una orden judicial que exigía el ingreso inmediato de la niña en el Hospital de su localidad para determinar si procedía su ingreso en unaunidad psiquiátrica. Solo que aparte de la brutalidad e inhumanidad de la decisión de separar a madre e hija, enfermas además, estas enfermedades emergentes están relacionadas con la contaminación ambiental y tienen un origen inmunitario, físico no psíquico. Así que la idea de valorar la salud psíquica de la niña es absurda y sólo puede empeorar su situación, hacer más daño a quien supuestamente se quiere proteger de no se sabe qué y crear más sufrimiento a su madre.
De nada ha servido estar diagnosticada por tres de los especialistas en el SFC más destacdos de nuestro país, los doctores Alegre, Fernández Solà y Quintana) ni tener pruebas en las que aparecen claramente alterados valores en los linfocitos, RNasa, reactivaciones virales y otros parámetros inmunoinfecciosos.
La madre, con una afectación manifiesta por su grado severo de las tres patologías, llevaba años batallando con los Servicios Sociales (SS) de su comunidad autónoma para que sus enfermedades fueran reconocidas (la SQM no es oficialmente una enfermedad en nuestro país y por ello los afectados no pueden ser atendidos como necesitan). Había sido denunciada por Educación por absentismo de la menor (no es fácil para una persona afectada de estas enfermedades hacer una vida normal), aunque Fiscalía daba la razón a la madre y obligaba a disponer de un maestro en su domicilio.
Madre e hija empeoraban cuando acudían al psicólogo una vez por semana obligadas por los SS; además, la ayuda domiciliaria a la que “tenían derecho” no hacía más queempeorar la salud de ambas, ya que las trabajadoras familiares acudían al domicilio confuertes olores a perfumes y tabaco.
Ante la queja de la madre, Servicios Sociales en lugar de adecuarlos a las necesidadesde éstas, deciden retirarlos y actuar como hemos relatado, ante, según me han comentado otros afectados por estas dolencias y activistas que están trabajando en el caso, un grave peligro de aislamiento y exclusión social de la menor provocado por la progenitora.
La jueza ha ordenado el ingreso indefinido de la niña en dicha unidad de psiquiatríasin que la madre pueda ver a la menor (en caso de que pudiera desplazarse pues estas enfermedades son invalidantes), ya que su interacción, según consta en el auto, podría ser ¡perniciosa para ésta!
Ahora, la niña se encuentra en manos de psiquiatras a los que les puede dar por intentar demostrar que padece un Trastorno Delirante o Síndrome de Müchhausen por poderes en el que el adulto induce en el niño síntomas reales o aparentes de una enfermedad y es considerado como una forma de maltrato infantil o quién sabe qué otra supuesta patología pues quien busca encuentra… pero no es por ahí señores por dónde ustedes han de buscar.
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