Que el ambiente deteriorado enferma no es una novedad, pero sí representa un nuevo escenario. Antes la salud ambiental se vinculaba a condiciones puntuales como los efectos de la contaminación nuclear o ciertas profesiones peligrosas, y se creía que la ciencia resolvería cualquier problema. Ahora, el agujero de ozono, la gestión de residuos, la calidad del agua, y los riesgos ambientales que el ser humano todavía no sabe manejar, sumados a la pobreza y la marginación, brindan un panorama más complejo que afecta la salud humana.
El mundo actual enfrenta una crisis sin precedentes en el medio ambiente y la salud. A pesar de los adelantos hechos en el ámbito de la salud y del ambiente, la situación está a punto de un desastre mundial. Los problemas son tan extensos y trascendentales que el futuro bienestar de la humanidad, junto con el de muchas otras formas de vida en el planeta, se ve amenazado.
En los últimos años nos hemos acostumbrado a ver, oír y tomar determinadas actitudes que vemos como normales o admisibles, siendo estas actitudes y sus efectos tremendamente negativos para nuestra salud. Nos referimos a aquellas actitudes que dañan el ambiente. Son muchas, demasiadas, las acciones humanas que están atacando el ambiente, de forma irreversible muchas de ellas. La demostración de esto es en muchos casos evidente, en otros casos está avalada por estudios científicos y en algunos casos, esta demostración es difícil de efectuar a corto plazo, pero todos los indicios apuntan a su peligrosidad.
Por un lado, las personas y comunidades, sobre todo las más pobres y marginadas, que son objeto de mayor discriminación, enfrentan las consecuencias directas de la destrucción local del medio ambiente, que por lo general se derivan de prácticas empresariales de explotación y proyectos de desarrollo destructivos. Los que están en peores condiciones pagan con su salud la destrucción de su entorno local.
Por otro lado, los cambios globales y regionales en el medio ambiente están empezando a afectar a la población mundial. Estos drásticos problemas ambientales, por ejemplo los cambios climáticos y el agotamiento de la capa de ozono, son en su mayoría provocados por estilos de vida insostenibles, el consumo excesivo y los patrones de desarrollo poco saludables. Asimismo, es probable que estos problemas ambientales golpeen primero a los pobres y marginados, y con las consecuencias más drásticas, pero tarde o temprano también afectarán a los privilegiados. A menos que se ponga freno a estas tendencias ambientales en todo el mundo, podrían causar estragos en ecosistemas enteros y sistemas que son esenciales para la vida, además de provocar una crisis de grandes proporciones, sin precedentes, para toda la humanidad.
Los factores ambientales que condicionan la salud son muchos, entre ellos: la cantidad y calidad del agua para consumo; la posibilidad de acceso a los nutrientes mediada por su existencia, los precios del mercado y el prestigio que culturalmente se les haya determinado; una vivienda adecuada, que requiere recursos de construcción y tener en cuenta los materiales aceptados culturalmente, así como su conexión a redes de acueducto y alcantarillado y la distribución de la construcción; ambientes laborales adecuados con claras medidas de seguridad; empleo bien remunerado que permita mantener un adecuado nivel de vida; adecuado manejo y disposición final de los residuos sólidos y líquidos; el grado de contaminación ambiental a nivel general y ocupacional; la disponibilidad de tierras de cultivo y la calidad de los alimentos; y la fluctuación de la población, determinada por el fenómeno de migración estrechamente relacionado con la calidad de vida y la disponibilidad de recursos.
La salud como parte integral de la sociedad no está excenta de los cuidados del Ambiente, por lo tanto, la sociedad entera está en la obligación de poder cuidar el ambiente para poder conservar la salud.
En las últimas décadas del pasado siglo XX, la preocupación por ampliar el contenido del término salud se basa en incorporar a la ausencia de enfermedades como fenómeno estrictamente biológico elementos del bienestar, de modo que se considera la salud como un campo de encuentro de los fenómenos económicos, políticos y sociales. En este sentido, la salud puede mirarse como la variable dependiente de este conjunto de actividades.
Respecto a estas cuestiones prioritarias, las acciones en el ámbito del ambiente deberían orientarse, en primer lugar, a la necesidad de vigilar cuidadosamente la exposición ambiental a los agentes contaminantes y, como consecuencias, las alteraciones de la salud y del bienestar, mediante el desarrollo de los indicadores pertinentes. Por tanto, la evaluación del impacto en la salud, el análisis del riesgo y la notificación del riesgo constituirán la base de cualquier acción.
Abordar el problema de la salud ambiental en el municipio es una ocasión para hablar de lo que nos está pasando. Habilitar la escucha es estar dispuesto a respetar aquello que va más allá de lo que se espera oír. Es aceptar lo que es, aunque sea distinto de lo que conocemos o elegimos. Es necesario proponer promover la reflexión sobre la salud ambiental en la propia localidad, valorarla y proponer alternativas saludables.
Para generar proyectos sobre la salud ambiental se requiere de un mínimo de intercambios y de acuerdos previos, sobre como se abordará el tema. Para intervenir en la localidad, habrá que identificar el eje de riesgo, esto es, el riesgo ambiental. Se sugiere como metodología para lograr tal propósito seguir estos pasos: detectar el riesgo, evaluar la situación, hacer un diagnóstico, formular una propuesta de proyecto de solución técnica y económicamente viable, aprobar e implementar el proyecto propuesto, poner en marcha el proyecto y, por último, evaluar los resultados y realizar correcciones de ajuste.
La salud sólo es posible donde haya recursos disponibles para satisfacer las necesidades humanas y donde el ambiente general y laboral esté protegido de contaminantes, patógenos y riesgos físicos nocivos. Pero la salud también conlleva un sentido de bienestar y seguridad pues la violencia, la inequidad y la alienación no sólo están relacionadas con unas expectativas laborales escasas, sino también con el hacinamiento en viviendas de poca calidad, servicios deficientes y provisión inadecuada para el ocio, la diversión y el juego y el desarrollo de los niños.
Cada año mueren más de tres millones de menores de cinco años por causas y afecciones relacionadas con el ambiente. El ambiente es, pues, uno de los factores que influyen de forma más decisiva en el tributo mundial de diez millones de defunciones infantiles anuales, y uno muy importante para la salud y el bienestar de las madres.
En particular en los países en desarrollo, los riesgos y la contaminación ambientales contribuyen de manera muy importante a la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad infantiles asociadas a las enfermedades respiratorias agudas, enfermedades diarreicas, traumatismos físicos, intoxicaciones, enfermedades transmitidas por insectos e infecciones perinatales.
La mortalidad y la morbilidad infantiles debidas a causas como la pobreza y la malnutrición también van asociadas a modalidades insostenibles de desarrollo y a la degradación del ambiente urbano o rural.
En la Argentina no se presta mucha atención a la salud ambiental. Es tarea del gobierno municipal, provincial y nacional la prevención del ambiente y para lograrlo debe implementar políticas tendientes a modificar conductas nocivas y estimular la participación de la comunidad en el proceso de ordenamiento ambiental.
En el área de saneamiento básico se deben contemplar aquellas actividades relacionadas con el mejoramiento de las condiciones básicas que afectan a la salud, o sea, el abastecimiento de agua, disposición de excretas, residuos sólidos, vivienda y control de la fauna nociva. Entre los componentes operativos del saneamiento básico son: agua potable, alcantarillado; disposición de excretas en el medio rural, aseo urbano, mejoramiento de la vivienda, protección de los alimentos, control de fauna nociva y control de zoonosis.
Mientras que en el área de calidad ambiental hay que basarlo en la caracterización del impacto del desarrollo, como la contaminación ambiental, y su efecto sobre la salud pública.
Que el ambiente deteriorado enferma no es una novedad, pero sí representa un nuevo escenario. Antes la salud ambiental se vinculaba a condiciones puntuales como los efectos de la contaminación nuclear o ciertas profesiones peligrosas, y se creía que la ciencia resolvería cualquier problema. Ahora, el agujero de ozono, la gestión de residuos, la calidad del agua, y los riesgos ambientales que el ser humano todavía no sabe manejar, sumados a la pobreza y la marginación, brindan un panorama más complejo que afecta la salud humana.www.ecoportal.net
Cristian Frers –Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social
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