Los líderes del mundo estuvieron presentes en la cumbre de cambio climático en Copenhague. La presidente Dra. Cristina Fernández de Kirchner, ausente.
Dicha cumbre es la arena en donde el ejercicio político debería establecer las reglas que deben regir las conductas humanas necesarias para la supervivencia de nuestra especie en la tierra.
Algunas preguntas posibles pueden expresar la ausencia de nuestra presidente en la cumbre:
¿El cambio climático y sus consecuencias no son importantes para el Estado Nacional?
¿El cambio climático no afecta y no va a afectar a las generaciones futuras que habitan el país?
¿El Estado solo ve el “Mercado del cambio climático” a través de la transacción de las cuotas de carbono?
Las decisiones que el ser humano toma las podemos dividir en primera instancia en dos grandes grupos, el primero está representado por las acciones humanas basadas en la racionalidad, el otro comprende a las acciones basadas en las creencias (por Ej. la religión).
Descartemos en primera instancia la decisión basada en la creencia, ya que la misma en si misma no es una opción válida en nuestro sistema de gobierno. Por lo tanto la decisión debe estar basada en la racionalidad. La racionalidad se despliega y fructifica utilizando a la lógica como camino. La racionalidad no es una sola, por ejemplo para el tema específico del cambio climático las decisiones si bien pueden ser racionales son diferentes de acuerdo a las variables comprendidas en la matriz de información.
Según palabras del secretario de medio ambiente y desarrollo sustentable Dr. Homero Bibiloni expresadas en ocasión de las jornadas de economía ecológica el pasado 27 de noviembre en la UNGS las proyecciones son negativas para el cambio climático y el agua es un bien escaso planetario. También el Dr. Bibiloni habló del mercado y el Estado, de los derechos de las generaciones futuras a un mejor planeta y de las responsabilidades que le competen al Estado como custodio de los derechos de los habitantes de la nación respecto al ambiente y al desarrollo. Asimismo en el transcurso de su alocución hizo varias veces referencia a la política como la encargada de resolver las cuestiones que tienen que ver con el ambiente.
El párrafo anterior hace mención al conocimiento que se tiene sobre el cambio climático en el ámbito de la secretaria de medio ambiente y desarrollo. Si a esto le sumamos que el ministerio de Defensa de La Nación considera al recurso agua como posible hipótesis de conflicto desde hace más de una década, podemos observar que la información sobre los recursos naturales, su afectación por el calentamiento global, las relaciones humanas y de fuerzas con respecto a los mismos es de conocimiento del Estado.
Ahora bien, teniendo el conocimiento disponible sumado al generado en los distintos ámbitos de las ciencias duras y sociales en el país y en el extranjero, la decisión de no concurrir a la cumbre mundial sobre cambio climático ¿a que se debe?
La ausencia de nuestra señora presidente en el debate sobre el futuro del hombre en la tierra es de extrema crudeza y relevancia. Nos deja huérfanos. También nos deja huérfanos de derechos y garantías la ausencia de voces de nuestros representantes (de distintos partidos políticos) en el Congreso Nacional que no hallan tomado la iniciativa y tengan una clara actitud de servicio, al convalidar la ausencia de representación o bien no promover una representación activa en la cumbre mundial en Copenhague.
Es la política y las políticas de estado las que deben hacerse presentes más que nunca en los momentos relevantes. Sus ausencias dejan vacíos que van a tener fuertes repercusiones.
El cambio climático originado por las acciones antrópicas requiere que estadistas se pongan a la cabeza de las decisiones y piensen en el complejo sistema de interacciones sociales, políticas, económicas, jurídicas, ambientales, etc. y que son afectadas por el mismo.
En esta cumbre no solo debe hablarse del mercado de las cuotas de carbono y de las cuales Argentina ya es parte. Debe hablarse fuertemente de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Debe hablarse de la disminución de residuos. Debe hablarse de la generación de energías limpias. Debe hablarse de los derechos humanos a las necesidades básicas. Debe hablarse de la soberanía alimentaria de los pueblos. Debe hablarse de dejar de consumir a las tasas actuales. Debe dejar de hablarse de crecimiento económico.
El crecimiento económico no es compatible con la sostenibilidad del planeta. Debe hablarse de desarrollo. Debe hablarse del ser. Debe dejar de hablarse del tener como sinónimo del ser.
Toda población de organismos vivos tiene un una curva de crecimiento en función de los recursos disponibles. El límite está dado por el recurso más limitante. Luego la población muere. www.ecoportal.net
Ing.Agr. Andrea Böhnke
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