jueves, 17 de septiembre de 2009



Monsanto y Pionner están listos para iniciar la siembra experimental de cultivos transgénicos en México
17-09-09 Por Alicia Valverde

Hoy inicia formalmente la siembra experimental de cultivos transgénicos, de acuerdo con las reglas presentadas por el gobierno federal. En este proceso, las empresas Monsanto y Pionner se preparan para impulsar este mercado, en principio con maíz híbrido.

Rodolfo Gómez, gerente de biotecnología y asuntos regulatorios de Pionner en América Latina, expone que durante los dos primeros años de la siembra experimental, la compañía podría disponer de 20 millones de dólares.

Aunque precisó que la inversión dependerá de los requisitos adicionales que les imponga la autoridad para hacer otro tipo de análisis, contratar científicos externos o arrendar hectáreas adicionales.

De avanzar con los tiempos establecidos por la Ley de Bioseguridad, tras la fase experimental, vendría la piloto y luego la comercial. El proceso tardaría de tres a cuatro años.

“En este mes se podría acondicionar los terrenos, a capacitar al personal, investigadores y técnicos de campo para dar inicio a las siembras experimentales”, dice Eduardo Pérez Pico, director de nuevas tecnologías y asuntos regulatorios de Monsanto.

En marzo, la transnacional ingresó 12 solicitudes para iniciar la siembra experimental en los estados de Sinaloa, Sonora y Tamaulipas, aunque después solicitará otros permisos para otros estados.

La fase experimental de la compañía la llevarán a cabo en extensiones de dos a tres hectáreas dentro de los sitios experimentales del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agropecuarias y Pesqueras (INIFAP) de la Secretaría de Agricultura, y dependiendo de la autorización, en predios rentados con agricultores privados.

Los terrenos estarían listos este mes: Monsanto

Monsanto está listo. La empresa ya hizo la petición para la siembra experimental de maíz transgénico, y la firma considera que no habrá problema alguno con la documentación solicitada para ir adelante.

“En este mes se podría acondiconar los terrenos, a capacitar al personal, investigadores y técnicos de campo para dar inicio a las siembras experimentales”, dice Eduardo Pérez Pico, director de nuevas tecnologías y asuntos regulatorios de la empresa.

En marzo pasado, la transnacional ingresó 12 solicitudes para iniciar la siembra experimental en los estados de Sinaloa, Sonora y Tamaulipas, aunque después solicitará otros permisos para otros estados.

La fase experimental de la compañía la llevarán a cabo en extensiones de dos a tres hectáreas dentro de los sitios experimentales del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agropecuarias y Pesqueras (INIFAP) de la Secretaría de Agricultura, y dependiendo de la autorización, en predios rentados con agricultores privados.

“Los maíces a evaluar son los que vendemos como convencionales pero con características biotecnológicas adaptados a las condiciones de las tierras de los estados donde haremos la experimentación”, afirma.

Aunque la inversión final de la compañía dependerá del número de ensayos que se lleven a cabo y de las medidas de bioseguridad que imponga la autoridad, tiene un presupuesto para los primeros seis meses del orden de tres a cinco millones de pesos.

El permiso que nos otorgue la autoridad será para el ciclo otoño-invierno, mientras que la siembra de primavera-verano estará sujeta a una nueva aprobación.

El primer ciclo de experimento durará seis meses promedio y una vez obtenida la cosecha se destruirá la misma, que es una de las condicionantes de la experimentación. “Al final de la cosecha se evalúa el rendimiento y calidad del grano, así como la resistencia a insectos ”, señala.

De acuerdo con la Ley de Bioseguridad se tienen que pasar tres etapas previo al ciclo de la comercialización: primero la fase experimental, que podría durar uno o dos años, luego la piloto o precomercial, donde continúan los ensayos; pero a mayor escala, como por ejemplo de cinco a diez hectáreas para observar con mayor claridad los beneficios de la nueva tecnología para los agricultores, para terminar en la fase comercial.

Pérez Pico dice que el escenario ideal y que, incluso, el propio gobierno lo ha manifestado, es que en la fase experimental se lleve a cabo por lo menos un ciclo de siembra, es decir, un año y luego pasar a la siguiente etapa para que eventualmente antes de que termine la presente administración haya posibilidad de que los agricultores utilicen maíz biotecnológico.

“De avanzar con los tiempos se puede generar la investigación cienfífica para que el gobierno tome las decisiones, ya que la ley no establece tiempos, por eso, el escenario ideal es que en la primera fase experimental en un año se diera respuesta a los cuestionamientos sobre la semilla mejorada, para pasar a la siguiente fase que también pudiera ser del mismo periodo, se esclarecieran las dudas y estar en la fase comercial en el tercer año”, sostuvo.

Aclaró que de no complementarse la información requerida en un año, se puede repetir un segundo año en fase experimental para avanzar consecutivamente. En los cuatro cuadrantes habrá una distancia mínima de 300 a 500 metros de aislamiento de la siembra experimenal con el reso de las siembras y será un cultivo diferente como sorgo, frijol o garbanzo.

Aunque una vez aprobada la fase experimental, el gobierno establecerá cuáles son las medidas de bioseguridad para establecer los ensayos, como las distancias que deberán tener los cultivos experimentales del resto de las siembras. Comentó que en México existe la necesidad de incrementar la productividad del maíz, luego de la sequía registrada en este año.

“Hemos desarrollado en otros países el grano resistente a la sequía, los cuales serán una oportunidad para mitigar las situaciones impredecibles de lluvia”, sostuvo.

De avanzar con los tiempos se puede generar la investigación científica para que el gobierno tome las decisiones, ya que la Ley no establece tiempos.” Eduardo Pérez Pico, director de nuevas tecnologías y asuntos regulatorios de Monsanto.

Los planes

La fase experimental se realizará a cabo en extensiones de dos a tres hectáreas, comentó Eduardo Pérez Pico, ejecutivo de Monsanto.

Arrancarán con maíz híbrido, dice Pionner

Este mes, México podría contar con los primeros cultivos experimentales de maíz transgénico luego de que 25 proyectos de las compañías de Monsanto, Asgrow y Pionner están en proceso de revisión. Esto, luego de que las compañías han cumplido con la normatividad sanitaria que exige la Ley de Bioseguridad y su reglamento aprobado el año pasado.

Rodolfo Gómez Luengo, gerente de biotecnología y asuntos regulatorios de la empresa en América Latina Norte, confía en que en este mes se emitan los primeros permisos para iniciar las siembras experimentales en el ciclo otoño-invierno. “Una vez que suceda esto, las siembras experimentales podrían iniciar en octubre o noviembre con maíz híbrido mexicano que ha sido transformado genéticamente en Estados Unidos contra la tolerancia a plagas y herbicidas para traerlo a México y analizar su comportamiento”, señaló.

En entrevista con Excélsior, el especialista comentó que los nuevos genes permitirán darle un beneficio al agricultor en menores costos y aumentar la productividad de la agricultura, además de reducir el impacto ambiental por menos uso de herbicidas.

En su opinión, el maíz genéticamente modificado no sólo controla la maleza, se usa menos equipo como tractores y por ende se reduce la emisión de carbono al medio ambiente. De los 25 permisos que se han solicitado a la Secretaría de Agricultura, 14 son de Pionner, de los cuales 12 son para análisis de maíz transgénico y dos para soya, producto que en nuestro país se encuentra en fase piloto.

En marzo se solicitaron los primeros permisos y la autoridad tiene como plazo seis meses para otorgar la autorización de la siembra experimental de maíz.

Gómez asegura que para contar con el aval gubernamental, se les pidió una serie de datos exhaustivos, cómo dónde y cuándo van a sembrar; análisis de riesgo, dónde se ha sembrado y qué resultados han obtenido en otros países.

Además de una explicación sobre los elementos que se estén tomando en cuenta para garantizar experimentalmente si ha funcionado en otra nación, ya que es la primera vez que se llevaría acabo en nuestro país.

La información requerida se entregó al Servico Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Alimentaria (Senasica), a través de Sagarpa para conocer la inocuidad alimentaria y hacer un análisis de riesgo ambiental, donde participan organismos como Semarnat, el Instituto Nacional de Econología (INE), la Comisión Nacional de Bioseguridad (Conabio) para hacer un análisis y dar un dictámen vinculante y así Agricultura tome la decisión de otorgar el permiso.

Rodolfo Gómez estima que durante los dos primeros años de la siembra experimental, la compañía podría disponer de 20 millones de dólares, aproximadamente.

Aunque precisó que la inversión dependerá de los requisitos adicionales de bioseguridad que les imponga la autoridad para hacer otro tipo de análisis, contratar científicos externos o arrendar hectáreas adicionales.

Los estados donde iniciarían la experimentación son: Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas. Mientras que en Jalisco cuentan con una estación para experimentación. “La fase de prueba se llevará a cabo en parcelas de una hectárea para evaluar la funcionalidad del gen y ver que no haya cambios frente al maíz convencional, además de evaluar qué tan resistente es a las plagas e insectos”.

La empresa propone que haya una distancia de entre 300 y 500 metros con el resto de las siembras, como una medida de bioseguridad para que no se contaminen el resto de los cultivos, aunque se ajustarán a las recomendaciones de la autoridad. La propuesta de distancia es con base en la experimentación que se ha llevado a cabo en países como Estados Unidos, donde el maíz se usa desde hace 12 años, Argentina que lleva 10, Brasil y Colombia 3, Honduras y El Salvador 2.

De avanzar con los tiempos establecidos por la Ley de Bioseguridad, después de la fase experimental, vendría la piloto y luego la comercial. “El proceso tardaría tres o cuatro años para que en 2012 se lleve a cabo la fase comercial”.

Las siembras podrían iniciar en octubre con maíz. De ser optimistas, el proceso tardaría tres o cuatro años para que en 2012 se lleve a cabo la fase comercial.” Rodolfo Gómez, gerente de biotecnología y asuntos regulatorios para Pionner en América Latina.

Todo listo

La fase de prueba se llevará a cabo en parcelas de una hectárea para evaluar la funcionalidad del gen y ver que no haya cambios frente al convencional.www.ecoportal.net

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