Tales hechos pueden explicar por qué las autoridades anunciaron recientemente un nuevo incremento en las importaciones de grano cuando hasta hace unos meses se ufanaron que el abasto para el mercado nacional estaba garantizado por cosechas récord, sobre todo en Sinaloa, principal estado productor del maíz, indicó la especialista.
Los campesinos y productores del estado, dijo, pueden verse tentados a vender su maíz a la nueva planta de etanol que se edificó en Navolato si les ofrecen mejores precios, más aún cuando se ha mencionado que requerirá un porcentaje significativo del grano, pero advirtió que dependerá de las autoridades qué tanto permiten que la cosecha para consumo humano sea desviada para producir biocombustible.
Sinaloa, recordó, siempre ha fungido como un elemento de equilibrio en la producción y abasto de maíz en México porque sirve para complementar los faltantes de otros estados. Pero si los productores sinaloenses de maíz vuelven la vista hacia otro lado porque pueden obtener más recursos con el etanol –como ocurre actualmente cuando cambian la siembra de maíz por los productos hortícolas–, entonces pueden prenderse los focos rojos en el estado.
Con la planta de etanol se corre el riesgo de que la producción de maíz tenga un interés diferente al del consumo humano
, puntualizó. No obstante, mencionó que Sinaloa todavía está en posibilidades de incrementar su producción de maíz, siempre y cuando se brinden mejores apoyos y precios de garantía a los productores, al tiempo que no descartó que con la aprobación de transgénicos también pueda servir para el mismo fin.
Es lastimoso pensar que para compensar los intereses del mercado se deje de apoyar a los productores de maíz con precios de garantía que eviten las importaciones
, dijo Guillermina Verdugo, entrevistada en el marco del quinto Congreso Internacional de la Universidad Asia Pacífico, donde presentó una ponencia sobre empresas sinaloenses junto con su colega Arcelia Araujo Aldrete, también investigadora de la UAS.
En aras de intereses económicos y financieros, dijo, se deja de lado el compromiso que cualquier gobierno debe tener para garantizar la producción y abasto de alimentos.
Destacó que México ni siquiera cumple con los estándares marcados por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés). El organismo indica que para que un país sea considerado autosuficiente en materia alimentaria debe producir 75 por ciento de los alimentos que consume su población, pero en el caso de México sólo se llega a 55 o 60 por ciento.
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