Insistimos hasta la saciedad en que las experiencias con el trigo, el maíz y el café en Colombia se constituyen en historias negativas que se deben tener en cuenta para la defensa de lo nuestro.
Al entregar el mercado interno y externo a la voluntad imperial de E.U., el FMI, la OMC y las transnacionales financieras y comerciales que representan, el panorama es muy oscuro para las grandes mayorías nacionales, para nuestra agricultura e industria de capital nacional. Por estas experiencias, no es conveniente la vinculación de Colombia al TLC, ni al ALCA, con las mismas políticas neoliberales incrementadas a la enésima potencia.
"Quien no tiene en cuenta la historia está condenado a repetir los mismos errores del pasado"
El debate sobre las implicaciones del TLC y el ALCA no ha terminado. Tampoco la discusión sobre la importación de los alimentos mas baratos, altamente subsidiados en los paises ricos, para dedicarnos a cultivos tropicales que no se producen en esos paises.
Insistimos hasta la saciedad en que las experiencias con el trigo, el maíz y el café en Colombia se constituyen en historias negativas que se deben tener en cuenta para la defensa de lo nuestro.
En trigo, fuimos autosuficientes mas de 200 años, hasta mediados de la década 1950-60. En 1966 cuando realizamos el primer y último Congreso Nacional Triguero en Bogotá, con la presencia de 600 delegados de todo el pais, ya importábamos 120.000 y nuestra producción llegaba a 160.000 toneladas. En virtud de las masivas importaciones impuestas desde Washington, ya nos venden 1.200.000 toneladas anuales y nuestra producción escasamente llega a 50.000 toneladas.
En maíz, los pobladores de nuestro territorio fueron autosuficientes mas de 8.000 años, hasta que se nos impuso en 1990 la apertura económica. Pasamos de importar 20.000 a 2.000.000 de toneladas anuales en la actualidad. Nuestra producción todavía ronda por 1.200.000 toneladas. Es decir, importamos dos terceras partes del cereal básico para nuestra nutrición y abastecimiento de la industria alimentaria que lo utiliza como materia prima.
En el caso del café, el panorama es todavía mas grave. Exportamos desde 1830. Nos autoabastecemos hace mas de 250 años. Con la globalización neoliberal que llevó al rompimiento del Pacto Mundial Cafetero de productores y consumidores, Colombia y mas de 55 paises productores han disminuido dramáticamente sus ingresos.
Según la Organización Internacional del Café, OIC, en 1990 el negocio valia US$30.000 millones. A los productores les correspondió US$12.000 millones, es decir el 40%. En el último año cafetero el negocio valió mas de US$65.000 millones. A los productores les correspondió US$6.500 millones. El 10%.
E.U. pretende que eliminemos toda nuestra producción alimentaria, incluidos el trigo y el maíz. Que importemos hasta café. Que nos especialicemos en cultivos tropicales para la exportación como palma africana, plátano y banano, forestales, frutales y hortalizas, cacao, caucho y yuca.
Con la primera imposición nos convertiremos en importadores totales de alimentos como ha sido en casos como el trigo y el maiz. Dependeremos de la voluntad del imperio para vendernos sus excedentes al precio que les sea mas rentable y con base en sus intereses nacionales e internacionales. Con la segunda imposición, seguiremos la misma experiencia ruinosa del café.
Al entregar el mercado interno y externo a la voluntad imperial de E.U., el FMI, la OMC y las transnacionales financieras y comerciales que representan, el panorama es muy oscuro para las grandes mayorías nacionales, para nuestra agricultura e industria de capital nacional. Por estas experiencias, no es conveniente la vinculación de Colombia al TLC, ni al ALCA, con las mismas políticas neoliberales incrementadas a la enésima potencia.
Con justa razón, el Profesor Raúl Fernández, Ph. D. en economia, de la Universidad de California, sustenta que el TLC y el ALCA se constituyen en la peor "arma de destrucción masiva" para Colombia y las naciones del continente que se sometan a las imposiciones de Washington.
Sólo la profundización del debate podrá llevarnos a masificar la resistencia civilizada y democrática a la peor amenaza histórica contra nuestra autodeterminación, trabajo, producción y soberania alimentaria autoabastecida.
* Presidente Asociación Colombiana de Ingenieros Agrónomos, ACIA, filial de la Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria, ANSA, y de la Red de
Acción frente al TLC y el ALCA, RECALCA.
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